domingo, 22 de marzo de 2009

EL AMOR AL EMPIRISMO

Aristóteles, siempre lo pongo de ejemplo pobre hombre, gran filósofo reconocido mundialmente, realizó en su época numerosos estudios sobre personas con sordera, estos no tan conocidos, cuyos resultados hoy en día son tratados como basura de relleno en las críticas de los apuntes de la universidad. Estas teorías de la Filosofía, madre de las ciencias, por aquellos tiempos, eran respetadas y los métodos empleados en las deliberaciones no eran puestos en duda.

Mi gran dilema moral de la semana es el siguiente: ¿Pudiera ser que lo empírico esté sobrevalorado?, o más polémico aún: ¿existe algo demostrable empíricamente o solo son influencias de las creencias sociales del momento?

Aquellos estudios, de aquellos personajes que juraban poder demostrar que el hombre es superior a la mujer mediante la investigación del cuerpo y la mente, o, las pruebas químicas aportadas en el fenómeno de las Caras de Bélmez, ¿es ciencia?

Ya se que estáis pensando que estoy hablando de casos rebuscados y que no todo es blanco y negro, lo que trato de decir va más allá, en realidad hace 500 años serían impensables muchas de las cosas que vivimos en la actualidad, serían pensadas como entes mágicos o poderes divinos y puede que dentro de otros 500, a lo que ahora llamamos ciencia se le llame creencias.